Está a punto de irse y las palabras se quedarán atascadas en su garganta una vez más.
Pero no sabe si decirlas. El miedo ha pasado a ser el tercero en discordia y el silencio se ha convertido en protagonista de la historia.
Tiene la sensación de que todo son ahora medias verdades... ¿o medias mentiras?
Se va, está a punto de subirse en el aeromóvil que está a punto de partir. Abre la boca y es incapaz. ¿Se lo dice, no se lo dice…?
Al final, como si intuyera lo que pasa por su cabeza, ella se da la vuelta. Sus orejas se mueven cuando sonríe.
—Yo también te amo
Y se sube para partir a su tierra en el aeromóvil, que alza el vuelo como si tampoco quisiera esperar una respuesta.
Aunque bien pensado, ¿la necesitaba?
Se marcha despacito a su casa. Parece que las dudas han volado también. Se da cuenta de que su corazón nunca se había equivocado en sus latidos de aire y metal. Y sabe que la próxima vez que se encuentren, más pronto de lo que cree, las cosas seguirán casi igual que siempre, con la certeza cristalina, por una vez, de que no es una fantasía.