“Si quieres lograrlo, debes probarlo”
Se desplazó unos metros al intentar frenar la carrera, para luego agacharse y cogerla. Era más grande, larga y pesada que su espada.
“No es cuestión de ser el más fuerte, ni el de mejor técnica”
Su oponente se acercaba a la carrera y el suelo retumbaba a cada pisada. Cogió aire, bajó el arma dejando el filo mirando hacia el suelo, y esperó, concentrada.
Puedo hacerlo. Puedo hacerlo. Puedo hacerlo. Puedo hacerlo...
Gritó a la par que el otro, lanzando el espadón al aire con más fuerza de la que podría usar jamás, con dirección costado izquierdo.
“Tu actitud, más que tu confianza, es lo que cuenta. Si la tienes, lo harás aunque tiembles de miedo, sin importar el resultado”
Un charquito de sangre se formó de inmediato. Tenía razón. Qué importaba el resultado, si lo importante era que lo había hecho.